domingo, 16 de agosto de 2009
el sol mata no da vida ,digo!
que mas puedo pedir, que poder ver las estrellas con los ojos cerrados,que mirar el mar y ser su espuma y su brillo, llegar al sol del horizonte deshidratado por las sales, exfoliado por las rocas, mascado pro las sanguijuelas mentales, naufrago del mar de sodio, los barcos no te ven, eres un insecto en un envase de plástico, como una carta en su botella, como el odio en una fisura del corazón, semblante perdido, ojos eternos, con ese brillo capaz de alumbrar la necrosis, sacar la carne podrida de las aves, deborarla, intoxicarse del mal, perder los dientes, y ser carne de puñal, flotando en el mar,en ese lugar donde tan grande no eres, tan pequeño como una hormiga en tu mano, cuervos del mar, blancos con negro, puntiagudos picos, desgarran la piel, urgan tus poros, y envenan tu sangre,en medio de la marea, el sol no llega, cada vez se aleja, corre de ti, te desprecia, te teme, ,los ojos resecos, la piel gastada, y los brazos rotos, a quien quieres engañar, naufrago del destino,tus palabras sordas, tus melodías ciegas, tus dientes roídos, tu carne blanda,y asquerosa,frente a la luz del sol, que por las noches me abandona,que te echo sol que me has dejado, me eh quemado la retina contemplándote, eh quemado mi piel, he recibido tu calor en las tardes,eh matado tus gases venenosos, te eh disparado con furia, te maldigo helios, con todo mi fracaso, con toda mi derrota, me haz echo salir al mar a alcanrte y hacerte dos preguntas, peor cada vez estas mas lejos, animal despiadado, he muerto en la orilla...
las palabras de Nietzsche desvaneciendo el amor
dos almas empeñadas en crecer y manifestarse independienteemente. Es
como si algo explotara sin ruido en cada una de ellas. Deslumbrado e
inquieto, el amante examina su experiencia o la de su amada; la
gratitud de ésta, proyectándose erróneamente hacia un donante, crea
la ilusión de que está en comunión con el amante, pero es falso. El
objeto amado no es sino aquel que ha compartido simultáneamente una
experiencia, a la manera de Narciso; y el deseo de estar junto al
objeto amado no responde al anhelo de poseerlo, sino al de que dos
experiencias se comparen mutuamente, como imágenes en espejos
diferentes. Todo ello puede preceder a la primera mirada, al primer
beso o contacto; precede a la ambición, al orgullo y a la envidia;
precede a las primeras declaraciones que marcan el instante de la
crisis, porque a partir de allí el amor degenera en costumbre,
posesión, y regresa a la soledad ¡Cuán característico como
descripción del don mágico, y qué falta de sentido del humor! ¡Y a la
vez tan cierto… tan de Justine!
como si algo explotara sin ruido en cada una de ellas. Deslumbrado e
inquieto, el amante examina su experiencia o la de su amada; la
gratitud de ésta, proyectándose erróneamente hacia un donante, crea
la ilusión de que está en comunión con el amante, pero es falso. El
objeto amado no es sino aquel que ha compartido simultáneamente una
experiencia, a la manera de Narciso; y el deseo de estar junto al
objeto amado no responde al anhelo de poseerlo, sino al de que dos
experiencias se comparen mutuamente, como imágenes en espejos
diferentes. Todo ello puede preceder a la primera mirada, al primer
beso o contacto; precede a la ambición, al orgullo y a la envidia;
precede a las primeras declaraciones que marcan el instante de la
crisis, porque a partir de allí el amor degenera en costumbre,
posesión, y regresa a la soledad ¡Cuán característico como
descripción del don mágico, y qué falta de sentido del humor! ¡Y a la
vez tan cierto… tan de Justine!
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